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No estuvo a la altura

River perdió 1 a 0 con Racing y ya no es más el puntero del torneo. El equipo juvenil que planteó Gallardo tuvo sus chances en el inicio del partido, pero otra vez un error en el fondo le dio la victoria a los de Avellaneda, que poco hicieron para quedarse con los tres puntos.

Foto: canchallena.com.ar Emiliano Lasalvia
No sólo hubo cambio de nombres, sino también de sistema. Gallardo diseñó el equipo con a penas tres "titulares" (Barovero, Pezzella y Funes Mori) y el resto un plantel de poca experiencia y mucha juventud. Además, paró un 4-4-2, a diferencia de su formación ideal con enganche. 

El comienzo del partido tuvo al Millonario protagonista y generando dos situaciones muy claras en los primeros minutos: primero a través de Augusto Solari, que ingresó por izquierda luego de una buena habilitación de Sebastián Driussi. El volante enganchó hacia el medio y sacó un zurdazo que Saja pudo desviar. 

Unos minutos después, producto de un tiro libre ejecutado por Osmar Ferreyra (sigue con una intrascendencia alarmante). Saja salió mal, un rebote que le quedó servido a Driussi, sin embargo el joven delantero pateó mal y la pelota rozó el palo derecho.

Racing presionaba pero no generaba situaciones y mucho menos juego. Dependía de pelotazos a Bou y Milito, y a partir de allí soltaba a sus volantes para llegar con más hombres al arco de Barovero. 

Cuando nada sucedía y el partido era flojo y muy disputado, llegó el único gol a los 15 minutos: centro desde la derecha de Díaz, una carambola en el área que le quedó a Milito. Éste pateo, Barovero tapó, pero la pelota salió direccionada a Funes Mori, que no pudo correrse y envió involuntariamente el balón dentro del arco.

Racing lo ganaba con suerte y pocos méritos. A partir de allí, creció la figura de Videla por sobre la de Guido Rodríguez y Cirigliano, el doble cinco que propuso el Muñeco. Tampoco River encontraba los caminos: intentó ser prolijo en la salida, pero careció de profundidad y peso en ofensiva; no logró generar sociedad por los costados y no tuvo lucidez para romper con la presión que ejerció el rival, además que los laterales de la banda no tuvieron proyección alguna.

En el segundo tiempo y a los pocos minutos de comenzado el período, Gallardo decidió romper con el esquema y poner un enganche: Tomás Martínez ingresó por Rodríguez, además de la vuelta al ruedo de Fernando Ezequiel Cavenaghi, que entró por un liviano Lucas Boyé.

Sin embargo, River no llegó a inquietar, los juveniles chocaron una y otra vez ante el bloque defensivo de Racing, que con pelotazos tuvo alguna aproximación para cerrar el marcador.

Cavenaghi no tocó muchas pelotas, aunque cuando lo hizo mostró destellos de claridad, aunque lamentablemente no tuvo opciones como para emparejar las acciones.

El partido se fue diluyendo, el Millo no generaba opciones y Racing lo único que hacía era despejar la pelota lo más lejos posible. Ni siquiera de pelota parada River pudo incomodar a un Saja que había mostrado ciertas dificultades a través de esa vía. 

El encuentro concluyó con la tristeza de saber que River ya no depende de sí mismo en el torneo. Sabiendo también que si no lo obtiene, se le habrá escapado de las manos porque dejó puntos insólitos que hoy lo hubieran posicionado aún más arriba. 

Queda la finalísima del jueves, en donde la victoria es la urgencia máxima, con todos los titulares, con un estadio a reventar y contra el rival de toda la vida. Será la prueba de fuego del semestre. 

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