Que el árbol no tape el bosque.

A pesar de conseguir el triunfo sobre la hora, Argentina mostró un paupérrimo nivel ante un Irán que lo esperó y supo complicarlo en varios trámites del partido. Lionel Messi, el salvador.

Foto: Clarín.

 La selección no encontraba un resultado favorable frente a un frágil Irán. Romero se hizo protagonista en diferentes etapas del encuentro salvando en tres oportunidades a Argentina de recibir un golpe que quedaría en la historia. No obstante, Messi acabó con la angustia del conjunto dirigido por Sabella... Pero no con la desazón de los argentinos que atestiguaron un flojo partido del seleccionado. 

 El partido frente a Bosnia dejó en entrever el rendimiento del equipo, pero en esta oportunidad, la gente estaba a la expectativa debido al recambio en el planteo táctico. Sin embargo, la Selección invitó a la confusión y a la duda. Las ilusiones por conseguir la Copa del Mundo son indelebles al ciudadano argentino pero lo expuesto por el equipo llevó las manos a la cabeza.

 Las ocasiones más peligrosas de gol venían de parte del rival y la impaciencia se hacía presente, Romero se convertía en el héroe de la albiceleste y la desconfianza empezaba a rondar en cada espectador hasta que llegó Lionel Messi. Esa genialidad e impecabilidad para enfrentar cada situación y brindar un destello de esperanza a la gente, se materializaron en un enganche excelso, con un remate de otro partido y un desahogo que amortiguó lo que iba a ser un fuerte golpe para la Selección Argentina.

 "La pulga" abrazó a la gente en su celebración y puso paños fríos a una situación que se tornaba candente para los deseos e ilusiones de quienes se encontraban apoyando desaforadamente al seleccionado. El rendimiento en general empieza a ser visto de reojo, pero Lionel vuelve a ser ese golpe en la espalda que invita a continuar el recorrido hacia el éxito. 

 La selección necesita ubicarse rápidamente en la senda que la caracteriza, la selección debe volver a ganar con merecimientos, pero ante todo debe volver el buen fútbol, debe volver el gustar. Ahora queda mucho por corregir y por recuperar para fortalecer nuevamente las ilusiones y aspiraciones con las que llegó Argentina a tierra carioca. Que el árbol no tape el bosque...