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ADN Millonario


Con esta entrega, orgullosamente damos inicio a una nueva sección que aparecerá semanalmente: "ADN Millonario".

La elección del nombre no fue casual , los riverplatenses tenemos algo que nos distingue de cualquier fanático de otro equipo, una identidad que nos caracteriza, un paladar negro que exige memoria al jugador, al dirigente y también al hincha.

Dicha identificación no surgió de un día para el otro, fue una construcción diacrónica desde el nacimiento del Club Atlético River Plate. Con el reciente descenso, todavía salpicados por la peor época que se vivió en Figueroa Alcorta y Udaondo, un gran porcentaje de los hinchas "millonarios" parece haber olvidado la verdadera esencia de River: una filosofía que pregonaba, más que una manera de jugar, una manera de vivir.

A manera de homenaje a todos aquellos que contribuyeron al desarrollo de una filiación tan particular -animados además por la tarea de recordar a los despistados de qué se trata "ser de River"- se publicarán cada siete días los perfiles, anécdotas, frases e historias de los grandes nombres propios que hoy son leyenda viva y eterna.  Jugadores, dirigentes, periodistas e incluso fanáticos que lograron que de entre los más grandes se erigiera uno superior: EL MÁS GRANDE.

Leopoldo Bard, el padre de la criatura


Según cuenta la historia, un 25 de mayo de 1901 se unieron dos clubes de La Boca: Santa Rosa y La Rosales. Allí, en la Dársena Sur, enmarcados por el paisaje del Riachuelo, los conventillos y las carboneras, nació el Club Atlético River Plate. 


Citando al libro "RIVER, el más grande" (de Editorial Atlántida), fueron en total veinticuatro jóvenes los que firmaron el acta constitutiva: Enrique Salvarezza, Zanni, los hermanos Balza, Juan Bonin, Livio Ratto, Pedro Martínez, Leopoldo Bard, Abelardo Ceballos, Luis Tarrico, Messina, José Pita, Carlos Antelo, Eduardo Rolón, Alberto Flores, Isidro Kiztler, Reynoso, Drimer, Souza, Cirigliano, Somaruga, Capelletti, Botinelli y Perellano. A todos ellos les debemos la existencia del Más Grande.

En dicha ocasión se designó a Leopoldo Bard como presidente, a Alberto Flores como vicepresidente y a Bernardo Messina como secretario. Ellos transpiraron la camiseta por defender a River, no figurativamente, ya que además de dirigentes era jugadores del club.
Leopoldo Bard seguía una costumbre de la época de los hijos de inmigrantes, en el caso de Bard de origen judío, que durante su adolescencia fundaban equipos en los cuales poder jugar. Con apenas ¡11 años! fue el primer presidente del que más de un siglo después sería el club más grande de América.

La primera gran decisión de Bard fue decantarse por el nombre que se daría al nuevo equipo. Entre los fundadores había cuatro opciones para la nomenclatura: Carlos Antelo había propuesto "La Rosales", Pedro Ratto sugirió "Forward", Bernardo Messina pugnaba por denominarlo "Juventud Boquense" y Pedro Martínez buscaba adeptos para "River Plate", una mala traducción de Rio de la Plata.  Leopoldo Bard apoyó a Pedro Martínez y el Club Atlético River Plate ya tenía nombre.

Además de haber fundado a River, y para darle más aire de hombre extraordinario, Bard cuenta en su vida con otras vivencias importantes. Fue presidente del bloque de diputados nacionales del radicalismo desde 1922 hasta el Golpe de Estado de 1930. Una vez depuesto el régimen de Yrigoyen, Bard fue apresado y sufrió múltiples daños corporales y psicológicos. Fue médico, escribió libros y mucho más.

Fue presidente del club desde 1901 hasta 1908, y en el año 1944 volvió a la dirigencia de la mano de Antonio Vespucio Liberti (otro personaje clave en la historia del club) como vocal, cargo que aprovechó para promover la cultura en el club.

Dato curioso:
El salón en el que normalmente se presentan los jugadores del club lleva por nombre "Salón de honor Leopoldo Bard".

Sus frase más célebre:

"Pongamos nuestra fe en la grandeza de un club que ve la luz el mismo día que nació la patria: 25 de Mayo"

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