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"Iniciando el largo camino de la reconstrucción" por Mariela Varela



En el día de ayer, ya en las vísperas de las fiestas, se celebró la última Asamblea Ordinaria de Representantes de Socios, con el fin de debatir como punto saliente la Memoria y Movimiento Económico del Ejercicio comprendido entre el 1° de septiembre de 2013 y el 31 de agosto de 2014, período atravesado por el cambio de gestión a partir del triunfo de la lista encabezada por Rodolfo D’Onofrio en las elecciones de diciembre del año pasado. La más comúnmente llamada Memoria y Balance, tras una interesante discusión, se terminó aprobando por 83 votos a favor, 4 abstenciones y 3 negativas. 

Mucho se habló en el Salón Auditórium sobre números, activos, pasivos, inconmensurables cargas financieras y la angustiante situación económica en la que todavía, más allá de las siderales transformaciones producidas a lo largo de este 2014, se encuentra el club. Sin desmerecer la relevancia de este punto, no será ese el eje de esta columna. La intención aquí será centrarse en la otra parte a ser considerada ayer, en la Memoria, en aquel documento escrito que deja plasmado, área por área, lo que se realizó durante el ejercicio correspondiente, en donde se registra la historia de nuestra institución para el presente, pero sobre todo para el futuro. Archivo que tal vez suele quedar un poco relegado frente a la vorágine del debate sobre lo estrictamente numérico, sobre el grave estado económico-financiero del club.

Es por ello que me interesaría hacer uso de estas líneas para, a partir de una frase casi hecha con la que históricamente nos vanagloriamos los hinchas (sobre todo frente a nuestro clásico rival), aquella de que River es mucho más que un club de fútbol, resaltar el trabajo diario y mayormente silencioso que desde cada espacio se está realizando para mejorar la situación abandónica en la que se encontraba la institución. Poder ofrecerle así al socio cada vez más posibilidades, haciendo que nuestro querido club funcione operativamente un poco mejor cada día. Incluso cuando uno se acerca a River desde un lugar de gestión descubre que hay muchos más recovecos de los que todavía se imaginaba. Y que eso implica una enorme labor cotidiana, tanto de empleados como de directivos, que desborda aquella sospechada.
Sería imposible nombrar a todos, pero al menos destacar de manera general que desde lo social, cultural y deportivo –en este caso me refiero a lo extrafutbolístico– se está volviendo a trabajar en equipo, con la organización conjunta de gran cantidad de eventos entre distintos espacios del club y con las puertas abiertas para todos los que quieran participar genuinamente de este cambio. Se empezó asimismo a cumplir con algo tan pedido por los socios durante la campaña que es la profesionalización de las áreas. Es decir, algo tan simple como que gente idónea se encargue de aquello para lo que está capacitada. Estas modificaciones ciertamente recién empiezan a vislumbrarse y todavía falta muchísimo por hacer, pero dan cuenta de un viraje clave en el rumbo desde el comienzo de este 2014. Y la Memoria aprobada este año lo refleja. Y aunque a muchos les pueda parecer irrelevante al lado de los números del balance, no olvidemos que el clima del famoso anillo interno se transmite en la cancha y hace que los logros deportivos tan importantes alcanzados este año, estén más cerca de la causalidad que del azar.

River es muy grande y necesita por ello de mucha gente dispuesta a comprometerse activamente y hacerlo cada día más y más enorme. Por lo tanto aprovecho estas últimas palabras para invitarlos a no quedarse afuera, a aprender la lección del difícil pasado. Son, gracias al voto democrático de todos, otros tiempos. O los mismos viejos tiempos de los éxitos deportivos a los que River nos tenía acostumbrados. Pero el cambio ahora además conlleva otras cosas no menos fundamentales: un trabajo honesto y transparente desde lo contable, la búsqueda de mejoras en las instalaciones tan deterioradas y abandonadas por décadas, el esfuerzo del socio por entender que la situación amerita un granito de arena de parte de cada uno. Sumate entonces a este arduo, pero también el más hermoso y reconfortante de todos los emprendimientos. Quién te dice, quizás el año que viene en la asamblea, tu nombre esté en la Memoria y hayas escrito parte de la rica historia de nuestro club.

Por Mariela Zeitler Varela, representante de socios

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