A 75 años del debut de Angel Labruna en River (Parte III)
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Un 18 de junio como ayer, pero de 1939, debutaba en la primera de River el señor Ángel Amadeo Labruna, ídolo máximo de nuestra institución y desde Paladar Millonario repasaremos toda su trayectoria como jugador, técnico y sus anécdotas.
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| Foto: taringa.net | 
- Félix Lousteau.
"El cansancio no existe, yo corría todo el partido y nunca me canse. Mira que fumaba mucho. El que tenía poco aire era Angelito Labruna, porque tenía hundida la caja torácica. Pese a esto, nunca vi un definidor como Angelito, de cien pelotas metía noventa y nueve. Me causo gracia cuando lo compararon con el chileno Salas, se nota que quien hizo esa comparación no vió a Labruna. Cuando Ángel hacía la jorobita había que ir a cobrar, era infalible."
- Eliseo Prado.
“Era la penúltima fecha del campeonato y se jugaba el Superclásico en nuestra cancha. Boca venía con la intención de ganar y darnos la vuelta olímpica en la cara. Su hinchada había venido para humillarnos con estandartes que aseguraban que ya eran campeones. En el vestuario nos juntamos y juramos impedir que Boca nos diera la vuelta en nuestra cancha. Esa tarde, en pleno vestuario, se llevó a cabo un diálogo entre Walter Gómez y Ángel Labruna. El uruguayo aseguró y preguntó: “Yo hago uno, ¿y vos, feo, cuántos haces?”, a lo que Labruna respondió: “Por lo menos cinco”. “Con esa fe salimos a la cancha y ganamos 3 a 0. Igualmente Angelito no cumplió con su promesa e hizo solamente dos. El que si cumplió fue el uruguayo que hizo el restante", concluyó narrando Prado.
"Se jugaban las ultimas fechas y teníamos que jugar en cancha de Boca. Ganamos 2 a 1 (lo dimos vuelta en el ST con goles de Labruna y Zarate). En el PT nos habían pasado por arriba y Amadeo había sido figura. Éramos campeones, pero decidimos no dar la vuelta olímpico por miedo a una masacre. Terminado el partido, un periodista partidario de Boca le pregunto a Labruna: "¿En el PT, Boca los bailó?" a lo que Labruna contestó: "Esta equivocado, aplicamos una táctica para engañar al adversario, en el PT los dejamos atacar para que se cansen y en el ST, con más resto físico, apuramos el partido y el resultado demostró que ganamos con absoluta justicia". En el vestuario, Angel me dijo: "Este tipo es de la contra, no voy a dejar que nos use para ponerse contento".
- Walter Gómez contó su parte de la historia.
“Habían venido a darnos la vuelta a nuestra cancha. En el vestuario juramos con Angelito impedir esto costase lo que costase. Me puso una mano en el hombro y me dijo: “Acordate que les voy a romper el culo”. Con esa motivación salimos a la cancha, él hizo dos goles y yo uno”.
- Enrique Omar Sívori, otro ídolo de River, y por quien se pudo construir la popular que hoy lleva su nombre, aporta su granito de arena.
“Jugábamos a fines de 1955 en cancha de Boca. En la primera rueda nos habían bailado 4 a 0 y estaban convencidos de que iba a pasar lo mismo en su cancha. Cuando salían del túnel, los jugadores de ellos nos mostraban los cuatro dedos de la mano. Entonces, Ángel me dijo: “No les des bola que los dedos se los van a meter en el culo”. Perdíamos 1 a 0 y lo dimos vuelta, 2 a 1 con goles de Labruna y Zárate.
- Juan José López.
“Cuando Ángel dirigía a Talleres y jugamos contra Boca, llamó a los 8 ó 9 ex jugadores de River que tenía el plantel y dijo: “Para nosotros esto no es un partido más, esto es un River vs. Boca, salgan a pisarlos”. Ganamos 4 a 0 y había que verlo a Angelito gritando “Gooool de River”. Un fenómeno.
- Delem.
"Un día Labruna me dijo: "el día que estes obsesionado con ganarle a Boca, recien ahí vas a poder lucir con orgullo la camiseta de River".
- José Manuel Ramos Delgado (defensor de "La Maquina").
Un día Labruna me dijo: “Para mí, la alegría más grande que hay es ganarle a Boca y gritar los goles en la Bombonera.” Era un genio, nos inculcaba el buen fútbol, era vivo, inteligente y sabía elegir muy bien a los jugadores. Armaba grupos muy sólidos. Como jugador fue extraordinario y pienso que todavía no ha sido reconocido en su justa dimensión, no se sabía si era zurdo o derecho, la cosa es que adentro del área bajaba la joroba y la mandaba a guardar.
- Oscar Más
Con Daniel Passarella compartía la pieza en las concentraciones, me seguía en todas las jodas. Al profe Jairala lo teníamos de punto. Una noche pusimos un balde con agua arriba de la puerta en nuestro dormitorio y nos acostamos esperando que entrase él. ¿Saben quién entró? Angel Labruna, con su saco, su pantalón gris y su corbata de River. Se mojó hasta las pelotas, me re cegó a puteadas y tenía razón, Ángel era divino.
Con Labruna tengo mil anécdotas, un día teníamos que jugar contra Boca a las 15.30 y debíamos salir 15.28 para no pagar la multa, le digo a Ángel que teníamos que salir y me dice “espera que tengo que ver como salió un caballo que tengo de fija, no importa, después pagamos la multa”. Ángel era un fenómeno, jugábamos contra Boca y el estaba mirando como salía un caballo que tenía como fija.
Tenía un millón de cábalas, las anotaba para no olvidárselas, un día le dije “¿Ángel, que cábalas tiene?” y me respondió: “Pinino, las cábalas son algo personal, no hay que decirlas por que si no pierden el efecto, así que no preguntes pelotudeces”
En la charla antes del primer superclásico del Nacional 75 agarraba uno por uno y decía:
“Fillol vos sos un crack, Biasutto es un tronco, Comelles vos sos un crack, Pernìa es un tronco, Perfumo…
-Sí, ya sé Ángel, yo soy un crack, La Fuente es un tronco.
-Cállate boludo no ves que se corta la cábala.
Con esas bromas salíamos a la cancha muy confiados, teníamos una fe ciega en nosotros.
Ángel Labruna fue el que más le quería ganar a Boca. ¿Te acordas cómo entraba a la Bombonera? Se tapaba la nariz. Lo escupían, lo puteaban y se seguía tapando la nariz. Triunfó como jugador y como técnico por cabeza dura. Perdía con Boca y no dormía por una semana, ganaba y era el tipo más feliz de la tierra. Era fanático de River y por sus venas corría sangre roja y blanca. Defendió la camiseta a muerte, ¡fue un ejemplo!.
Daniel Onega
Era un superclásico que íbamos perdiendo al finalizar el primer tiempo. Llegamos al vestuario preocupados, Labruna era el único que estaba tranquilo y de buen humor, no entendíamos su actitud. Era la época de los militares y antes de salir a jugar el segundo tiempo dice: "Vino el Mayor" y todos miramos esperando ver a un milico. Luego volvió a decir: "Vino el Mayor… vino el mayor de los cagazos que tienen ustedes. ¡Vamos muchacho, este partido está ganado, déjense de joder y salgan a ganarlo!
Salimos y ganamos el partido, Ángel era un sabio, le sobraba calle y no conocía el miedo. Con esa estampa de ganador se ganó el respeto de todos".
- Pato Fillol
Estaba en Racing y me dirigía Labruna, me acuerdo que me quería comprar River y yo no quería ir por que se decía que había camarilla en el plantel. Me agarró Àngel y me dijo: "si no va a River lo echo de acá a patadas en el culo, no sabe lo que es River, hágame caso y vaya, no sea boludo”
- Pedro Gonzàlez
Mientras viva no voy a poder olvidar la alegría que tuve cuando salimos campeones después de diecisiete años. Ángel Labruna lloraba desconsoladamente, siempre recuerdo esa escena, ¡Era pasión lo que sentía por River!
- Roberto Perfumo
Era el año 77 y jugábamos en la Bombonera. Yo estaba lesionado pero Labruna me hizo jugar igual. Antes de salir a jugar le dije:
- "No puedo jugar Ángel"
- Juegue igual, aunque sea un rato, los peores momentos en un partido en la Boca son los primeros. Todavía no se da cuenta que su presencia impone respeto."
Salí a jugar con un dolor bárbaro hasta que en un pelotazo largo me lesioné, senté que me rompí todo atrás de la pierna, le dije a Labruna:
- "No puedo màs, me voy".
- "Bueno, ya està, que se le va a hacer".
Salí y entro Lonardi. Al finalizar el partido estaban todos festejando enloquecidos la victoria. Yo fui y le dije:
- "¿Vio Àngel que al final me lesioné?"
- Por ese desgarro ganamos, cuando los bosteros lo vieron en la cancha se cagaron todos.
Àngel Labruna fue un fenómeno, siempre tenía una respuesta para todo y sabía como nadie como ganarle a Boca.
A medida que pasa el tiempo es mayor el afecto que siento por Àngel. Era un personaje digno de contemplar, pícaro, inteligente, guapo. No sabía lo que era el miedo. Se bancaba cualquier quilombo, una vez luego de perder contra Boca en una gira en el exterior me dijo: "Ahora me tengo que aguantar en casa a los bosteros. Suerte que Anita está canchera, pero la voy a llamar para que cierre todo, por que estos guachos vienen con camiones de brea y carros de mierda y me los tiran en el frente de casa."
La gente de Boca le tenía un cagazo tremendo a Labruna, y él no le tenía miedo a nada. Manejaba todo, hacía lo que quería.
