Mucha tenencia, poca profundidad

En un partido chato, River mostró un flojo rendimiento que no le permite ratificar el gran encuentro jugado ante San Lorenzo hace apenas 4 días.

foto: Infobae.com

 Prohibido ilusionarse. Esa parece ser la frase que mejor resume el presente futbolístico de River, un equipo que de una fecha a la otra pasa de ganar con notoriedad a tener un rendimiento colectivo deslucido. El empate en cero de esta noche ante Tigre desnudó algunas falencias que ya se han visto en varias ocasiones, además de evidenciar que los cambios que hace Ramón Díaz paradojicamente modifican muy poco el tramite del juego y que la irregularidad se ha vuelto moneda corriente.

 Tener la pelota sin lastimar. Frente al "matador", el conjunto de Núñez se adueñó de la tenencia del balón pero careció de ideas claras para generar peligro en el área rival. Le faltó dinamismo, cambio de ritmo y sorpresa para buscar huecos y romper la férrea línea defensiva que plantó Tigre, que propuso dejar jugar sin tomar la iniciativa en ningún momento del encuentro, salvo para intentar llevar adelante algún contraataque ocasional. En el primer tiempo, River tuvo apenas una sola situación de gol, mientras que en el complemento las chances fueron varias, pero todas ellas muy aisladas y mas producto del empuje por tratar de ganar el partido que por asociaciones ofensivas bien logradas. El equipo de Ramón Díaz avanzó mucho, atacó poco, y no tuvo contundencia para definir las situaciones creadas. Cavenaghi y Menseguez estuvieron muy lejos del arco, separados entre sí y casi sin peso ofensivo. Lanzini intentó comandar las jugadas de ataque, pero no estuvo fino para asistir ni para definir, y se mostró intermitente en su rendimiento. A Carbonero se lo vio móvil y participativo, aunque poco eficaz a la hora de desbordar por el sector derecho. Cabe destacar que durante el cotejo se abusó de los remates de media distancia que no tuvieron destino de red.

 Buen partido de tres cuartos para atrás. El doble 5 conformado por Ledesma y Rojas mostró un rendimiento aceptable. Ambos futbolistas recuperaron pelotas, distribuyeron el balón hacia las dos bandas del terreno de juego e intentaron colaborar en varias jugadas de ataque. La línea de 4 defensiva no sufrió sobresaltos y anuló muy bien las arremetidas de Leone y el potencial goleador de Nahuelpan. El que más inquietó en Tigre fue Pérez García, pero pese a algunos dolores de cabeza fue bien cubierto por los del fondo. Ramiro Funes Mori se destacó por sobre los demás en defensa. 

 Cambios que no cambian. Esta noche, Ramón Díaz hizo modificaciones de nombres, pero no de posiciones. Realizó cambios que no modificaron la ecuación, la estructura del equipo, la dinámica del juego. Sustituciones que cambiaron algo para en realidad dejar todo igual. El entrenador sacó a los dos mediocampistas de contención y puso a otros dos volantes de recuperación: Kranevitter por Ledesma y Ferreyra en lugar de Rojas. Además, reemplazó a un delantero por otro atacante: Simeone por Menseguez. Como era de esperarse, no hubo mejorías a nivel colectivo ni en el marcador.

 River es regular en su irregularidad. Ser irregular es la única característica constante que viene distinguiendo a River desde hace varios semestres -hasta se podría decir años- y lo que va de este campeonato no es la excepción. El "millonario" le ganó con autoridad a San Lorenzo hace apenas 4 días y en las últimas horas no pudo superar a Tigre, en un partido en el que no tuvo el rendimiento colectivo esperado que le podría haber permitido meterse en la pelea por el título. Cabe destacar que, en la primera fecha, el equipo de Ramón Díaz obtuvo un triunfo sin sobresaltos ante Gimnasia, en la segunda consiguió un punto importante en el siempre difícil Gigante de Arroyito, mientras que en los siguientes dos compromisos perdió de una manera dura frente a dos rivales que pelean por no descender. Por todo esto, resulta evidente que River no solo debe mejorar varios aspectos del juego, sino también hilvanar victorias que le permitan encontrar la regularidad buscada.