La fiesta fue en paz

River es campeón otra vez. De la mano de Ramón y Cavenaghi el Millo dio otra vuelta olímpica -la número 35 en su historia- y la gente deliró, pero de manera ordenada. Ya que la organización del festejo fue perfecta, no hubo invasión de cancha de parte de los hinchas y el plantel con el cuerpo técnico pudo realizar una celebración particular.
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Foto: La Nación |
Por suerte, luego que terminara el partido y que se desatara el delirio riverplatense, no hubo invasión de campo y la fiesta del campeón pudo realizarse con tranquilidad. Primero una vuelta olímpica dentro del campo de juego con las remeras alegóricas al título obtenido, pero rodeados de personal de prevención; luego, la formalidad en donde se entregan las medallas y el trofeo tan esperado, para luego enfilar por un pasillo de vallas y subir al micro que preparó la dirigencia con la que los jugadores y el cuerpo técnico se pusieron gorros, encontraron banderas y una infinidad de papelitos que salían despedidos de máquinas.
Simultáneamente a la vuelta olímpica en el micro, un show espectacular de fuegos artificiales se pudo observar detrás de la Platea San Martín junto a una "noche" literal dentro del estadio, ya que apagaron todas las luces y los hinchas millonarios con sus celulares transformaron en un cielo al templo riverplatense.
Una manera excelente de poder celebrar frente a todo el público millonario que, agradecido, festejó a la par y fue una noche soñada dentro del Monumental. Por fin, River vuelve a ser River, y la hinchada que se lo merecía, obtuvo lo anhelado. Un nuevo título que nos posiciona, nuevamente, en lo más alto del fútbol nacional.